ORGANIZACIÓN
Las células eucariotas presentan un citoplasma compartimentado, con
orgánulos (semimembranosos) separados o interconectados, limitados por membranas biológicas que son de la misma naturaleza esencial que la membrana
plasmática. El núcleo es
solamente el más notable y característico de los compartimentos en que se
divide el protoplasma, es decir,
la parte activa de la célula. En el protoplasma distinguimos tres componentes
principales, a saber la membrana
plasmática, el núcleo y el citoplasma,
constituido por todo lo demás. Las células eucariotas están dotadas en su
citoplasma de un citoesqueleto complejo,
muy estructurado y dinámico, formado por microtúbulos y diversos filamentos
proteicos. Además puede haber pared celular, que es lo
típico de plantas, hongos y protistas pluricelulares, o algún otro tipo de
recubrimiento externo al protoplasma.
FISIOLOGÍA
Las células eucariotas contienen en principio mitocondrias, orgánelos que habrían adquirido por endosimbiosis de ciertas
bacterias primitivas, lo que les dota de la capacidad de desarrollar un metabolismo aerobio. Sin
embargo, en algunas eucariotas del reino protistas las
mitocondrias han desaparecido secundariamente en el curso de la evolución, en
general derivando a otros orgánulos, como los hidrogenosomas.Algunos
eucariontes realizan la fotosíntesis, gracias a la presencia en su citoplasma
de orgánulos llamados plastos, los cuales
derivan por endosimbiosis de
bacterias del grupo denominado cianobacterias (algas azules).Aunque demuestran
una diversidad increíble en su forma, comparten las características
fundamentales de su organización celular, arriba resumidas, y una gran
homogeneidad en lo relativo a su bioquímica
(composición), y metabolismo, que
contrasta con la inmensa heterogeneidad que en este terreno presentan los procariontes (bacteria en sentido amplio).Véase también: Metabolismo
celular
Origen de los eucariotas
El origen de los
eucariotas se encuentra en sucesivos procesos simbiogenéticos (procesos
simbióticos que culminan en la unión de sus simbiontes, estableciéndose una
nueva individualidad de los integrantes) entre diferentes bacterias.Hoy en día
existen pruebas concluyentes a favor de la teoría de que la célula eucariota
moderna evolucionó en etapas mediante la incorporación estable de las
bacterias. Diferentes aportaciones justifican el origen de los cloroplastos y
las mitocondrias a partir de éstas.A principios del siglo XX, en 1909, el ruso Kostantin
S. Mereschovky presentó la
hipótesis según la cual el origen de los cloroplastos tendría su origen en
procesos simbióticos.[3] A parecidas
conclusiones llegaron Kozo-Polyansky y Andrey
Faminstyn (también de la
escuela rusa) que consideraban la simbiogénesis “crucial para la generación de
novedad biológica".[4] En Francia,
el biólogo Paul
Portier, en 1918, y Ivan
Wallin en Estados Unidos
en 1927, llegaron a las mismas conclusiones. Trabajos que o bien pasaron
inadvertidos (como los de la escuela rusa) o no fueron tenidos en cuenta (en el
caso de Portier y Wallis) costando el prestigio profesional a sus proponentes.Lynn Margulis rescata estos trabajos y en 1967 en el artículo On origen of mitosing
cells presenta la que llegaría a conocerse como Serial Endosymbiosis Theory
(SET) (Teoría
de la endosimbiosis seriada) en la que
describe con concreción, mediante procesos simbiogenéticos, los pasos seguidos
por las procariotas hasta la eclosión de las diferentes células eucariotas. Los
tres pasos descritos por Margulis son:Primera
incorporación simbiogenética:Una bacteria consumidora de azufre, que utilizaba el azufre y el calor como fuente de energía (arquea fermentadora o termoacidófila), se habría
fusionado con una bacteria nadadora (espiroqueta) habiendo pasado a formar un nuevo organismo y
sumaría sus características iniciales de forma sinérgica (en la que el
resultado de la incorporación de dos o más unidades adquiere mayor valor que la
suma de sus componentes). El resultado sería el primer eucarionte (unicelular eucariota) y ancestro único de
todos los pluricelulares. El núcleoplasma de la células de animales, plantas y
hongos sería el resultado de la unión de estas dos bacterias.A las
características iniciales de ambas células se le sumaría una nueva morfología más compleja con una nueva y llamativa
resistencia al intercambio genético horizontal
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